Este cuadro es un autorretrato realista del pintor cuya imagen se ve reflejada en una enorme bola de cristal que la distorsiona ajustando la perspectiva a la silueta de la misma, y que es sujetada por una enorme mano .
Todo ello imprime al retrato un carácter definitivamente con un componente esotérico.
La pintura se ha llevado a cabo con predominio de ocres y azules. Hubiese sido imposible concebir algo tan personal como un autorretrato sin la utilización del azul, color fetiche de su obra.
Este cuadro es un autorretrato realista del pintor cuya imagen se ve reflejada en una enorme bola de cristal que la distorsiona ajustando la perspectiva a la silueta de la misma, y que es sujetada por una enorme mano .
Todo ello imprime al retrato un carácter definitivamente con un componente esotérico.
La pintura se ha llevado a cabo con predominio de ocres y azules. Hubiese sido imposible concebir algo tan personal como un autorretrato sin la utilización del azul, color fetiche de su obra.